Guía oficial Ciudad de Granada
Un refresco, un rato de charla, unas tapas, la brisa
nocturna o un beso saben mejor en el entorno más romántico de Granada.
Imprescindible llevar la cámara.
Plaza Nueva es también el punto de partida de la calle
Elvira, una larga ruta de bares, tabernas y bodegas muy frecuentados a todas
horas (9 en pág. 9). Otro estilo, también muy popular, es el de la calle
Calderería (2 en pág. 8) y su entorno, donde se forman animadas tertulias
callejeras en las mesitas bajas de las docenas de teterías que han surgido en
los últimos años, y se pueden encontrar numerosos comercios que venden
recuerdos orientales de todo tipo, además de dulces árabes, pitas y kebabs.
Cenar al aire libre, mezclando tapas y platos más elaborados
con la suave cerveza típica del Sur, es casi obligado: en las terrazas
bulliciosas de Plaza Nueva y alrededores, o en las más tranquilas del Paseo de
los Tristes, al pie de la Alhambra iluminada, se convierte en un placer
inolvidable. Si la noche se prolonga, no hay que ir muy lejos para enredarse en
un ambiente nocturno que sólo acaba con la salida del sol.
El Bañuelo es el “hamman” más completo y antiguo (siglo XI)
que se conserva en España, toda una muestra del saber vivir de los antiguos,
que se relajaban tomando baños de vapor bajo su techo de claraboyas en forma de
estrella.
El
Museo Arqueológico guarda desde monedas romanas acuñadas en la zona hasta
tesoros del Islam en azulejo, madera tallada y cerámica.
Nadie olvida la primera vez que vio la Alhambra, un lugar único
y, sin duda, el palacio árabe más espectacular y famoso del mundo.
Desde cualquier punto de la ciudad, se divisa la silueta en
forma de barco, punteada por cipreses, de un monumento que desde hace doce
siglos constituye el emblema de Granada.
La Alhambra ha sido ciudad, palacio de reyes y fortaleza.
Soportó en el siglo XVIII la invasión del ejército de Napoleón, que estuvo a
punto de volarla, y quedó a merced de ladrones y vagabundos durante décadas,
hasta que en 1870 fue declarada monumento nacional.
El conjunto es una construcción
sorprendente: no tiene fachada principal, ni centro, ni un eje determinado.
Edificios, torres, palacios, patios y jardines se van sucediendo de forma
natural, como si la propia vida de sus habitantes hubiera ido diseñándolos. Sus
adornos están hechos de materiales sobrios: yeso, azulejo, mármol y madera, que
la maestría de los artesanos convirtió en intrincados zócalos, artesonados y
mocárabes que sorprenden al visitante en cada estancia. Y su verdadero lujo es
el agua, el perfume, el verdor y el silencio.
Jardín yo soy que la belleza adorna:
sabrás mi ser si mi hermosura miras.
(...) Obra sublime, la Fortuna quiere
que a todo monumento sobrepase.
¡Cuánto recreo aquí para los ojos!
Ibn Zamrak, siglo XIV
Fuente: Guía oficial Ciudad de Granada