Shanghái – Guía turística
En 1853, durante la Revolución Taiping, los sectores chinos
fueron ocupados por una tríada conocida como la Sociedad de las Pequeñas
Espadas. Esta sangrienta guerra civil se desarrolló entre 1850 y 1864, costando
más de 25 millones de vidas. Las fuerzas sublevadas estaban lideradas por Hong
Xiuquan (洪秀全), un cristiano convertido que estableció
el Reino Celestial de Taiping (太平天国), con capital en
Nanjing (南京), en el que pretendía eliminar las demás
religiones e instaurar una forma de cristianismo con un fuerte componente
místico. Se declaraba el nuevo Mesías, hermano de Jesucristo, y llegó a
controlar amplias zonas del sur del país. En su campaña contra los Qing cosechó
importantes victorias militares y sólo fue derrotado cuando Francia y Gran
Bretaña intervinieron en apoyo del Gobierno central. Muchos ciudadanos locales
se refugiaran en las concesiones. Se levantó la prohibición de alquilar casas a
los chinos, dando origen al tipo de vivienda y trazado urbano más genuinamente shanghainés,
los lilong.
Tras el sofocamiento de la insurrección, la ciudad volvió a
la senda del crecimiento económico empujada por la actividad comercial
extranjera.
Hastiados de la situación del país, un grupo de oficiales
del ejército e intelectuales empezaron a conspirar para derribar a los Qing,
inspirados por las ideas republicanas de Sun Yat-sen (孙 中山) (1866 -1925), fundador del Kuomintang (KMT) (中国国民党). Este movimiento cristalizó en el levantamiento de
Wuchang (10 de octubre de 1911), que encendió la mecha de la Revolución Xinhai
(辛亥革命). Esta se saldó con la abdicación del último
emperador, Puyi, el 12 de febrero de 1912. La rebelión tuvo éxito
fundamentalmente por la presencia en el ejército de numerosos elementos
republicanos y la debilidad de la dinastía Qing. Sun volvió del exilio para
hacerse cargo del Gobierno, pero enseguida entró en conflicto con Yuan Shikai,
un general del ejército republicano. Yuan Shikai se hizo con el poder en un
golpe de estado, reprimiendo a los miembros del KMT y llevando a Sun de nuevo
al exilio. Estableció una dictadura e incluso llegó a proclamarse, sin éxito,
emperador. Tras un breve periodo en que Puyi fue restituido en el trono, el
ejército leal a la República de China (中华民国)
volvió a tomar el control, aunque sólo nominal, del país. La realidad era que
los sucesivos levantamientos llevaron a una situación en la que el poder recaía
en los distintos señores de la guerra locales. Shanghái logró permanecer ajena
gracias a su peculiar configuración administrativa. Mientras en las concesiones
gobernaban las autoridades nombradas por sus respectivas metrópolis, en los
sectores chinos se mantenía un cierto equilibrio de poder entre las tríadas y
los gremios de trabajadores, que se agrupaban según su provincia de procedencia.
Tras la muerte de Sun, Chiang Kai-shek (蒋介石)
asumió la jefatura de KMT y en 1927 logró reunificar la mayor parte de China,
convirtiéndose en presidente de la República. Pero el Generalísimo Chiang
sentía una especial animadversión hacia los antiguos aliados comunistas, a los
que comienza a hostigar tomando medidas como la supresión del Partido Comunista
Chino (PCCh) en Shanghái. El PCCh había sido fundado en la ciudad en 1921, en
un primer congreso al que Mao Zedong asistió como uno de los dos representantes
de la provincia de Hunan. Se conserva todavía en Xingye Lu la casa donde se
celebró ese acontecimiento histórico, convertida ya en un museo (página 36).
La ocupación japonesa, que supuso un paréntesis en el
enfrentamiento entre el KMT y el PCCh, durante la Segunda Guerra Mundial fue un
duro golpe para los asentamientos extranjeros, ya que desde 1943 sus habitantes
fueron internados en campos de concentración, tal como retrata J. G. Ballard en
su novela autobiográfica El imperio del Sol. De esta medida quedaron excluidos
los ciudadanos franceses, bajo la protección del gobierno colaboracionista de
Vichy.
Pero ya antes los empresarios foráneos habían empezado a
dudar sobre el futuro de la ciudad, debido a las prácticas económicas corruptas
del Gobierno de Chiang. La presencia formal de las concesiones finalizó en 1946
con la partida de los franceses.
Shanghái fue la única ciudad del mundo que permaneció
abierta a la entrada de judíos. Las autoridades niponas los confinaron en un
gueto, negándose a atender la petición de sus aliados nazis de que procedieran
al exterminio sistemático de los hebreos refugiados.
Tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial, los
antiguos enemigos no tardaron en retomar los combates, a partir de 1946. El
PCCh controlaba algunas zonas del norte del país, mientras la mayoría de las
ciudades se mantenían leales al KMT, que contaba con el soporte de Estados
Unidos. Pero el tiempo dio la razón a Mao: el apoyo que tenían en las zonas
rurales fue crucial para decantar el conflicto del lado de las fuerzas
comunistas. El 1 de octubre de 1949,
Mao anunció, precisamente desde la puerta de Tian’anmen de
la Ciudad Prohibida de Pekín, durante tantos siglos el epicentro del poder
imperial, la proclamación de la República Popular de China (中华人民共和国).
Shanghái había caído bajo control de las fuerzas revolucionarias el 27 de mayo
de 1949, cuando las tropas del Ejército de Liberación Popular entraron en la
ciudad con el general Chen Yi (陈毅) al frente, que luego se convertiría
en el primer alcalde de la era comunista. La industria vino a ocupar el lugar
que había dejado el comercio tras el fin de la presencia extranjera.
El proceso de Reforma y Apertura (改革开放)
tras la muerte de Mao se dejó sentir especialmente desde 1991, bajo el Gobierno
del shanghainés y antiguo alcalde de la ciudad Jiang Zemin (江泽民).
Profundizó en las reformas estructurales y fue el autor de la teoría de la
Triple Representatividad: el Partido debe velar por los intereses de varios
sectores de la sociedad, incluido el empresariado. Hu Jintao (胡锦涛),
actual presidente del país, sucedió a Jiang en 2003.
En la actualidad, Shanghái ha recuperado su estatus de gran
centro financiero y una de las grandes metrópolis de referencia a nivel mundial
y punta de lanza de la potente nueva economía china. La Exposición Universal es
un hito definitivo en este proceso.
Fuente: Shanghái – Guía turística