OCEANÍA INSULAR. Considerándola en un sentido restringido,
la denominación de Oceanía se aplica a una serie de archipiélagos dispersos por
el Pacífico, que se agrupan tradicionalmente en tres grandes conjuntos:
Melanesia, Micronesia y Polinesia.
Mientras Australia
comparte su origen geológico con el bloque continental Euroafro-asiático, las
islas de Oceanía son el producto de fenómenos originales, de carácter
volcánico, tectónico o coralígeno Sus islas se han edificado:
a) Sobre grandes
fallas submarinas (Nuevas Hébridas, Marianas, Nueva Zelanda), por lo que
dominan grandes fosas y su actividad sísmica y volcánica es intensa;
b) Por acumulación
de corales sobre zócalos submarinos, prolongación de los continentes, o sobre
volcanes truncados (Marquesas, Tuamotu, Gilbert, Nueva Caledonia, etcétera);
c) Por emersión de
relieves volcánicos que todavía hoy mantienen su actividad (Hawai, Fiji y gran
parte de las islas de Polinesia y Micronesia).
Exceptuando Nueva
Zelanda, el conjunto de estas islas goza de clima tropical o ecuatorial, con
lluvias abundantes, especialmente en las vertientes expuestas a los alisios. Su
aislamiento, tantas veces citado contribuye también a la pobreza de su flora y
su fauna.
La población
indígena está compuesta por grupos pertenecientes a las razas melanesia, de
piel muy oscura y rasgos primitivos, malaya y polinesia, estos últimos de piel
clara, esbeltos y dotados de una cultura considerablemente superior a la de los
anteriores. Sobre ellos se ha superpuesto la población europea y, más
tímidamente, la asiática. Fueron franceses, británicos y estadounidenses los
principales colonizadores de esta zona. Ellos potenciaron con sus técnicas los
cultivos indígenas e introdujeron plantaciones: caña de azúcar, cocoteros,
bananas, arroz, tabaco, mandioca y piña, que en la actualidad siguen
constituyendo la base económica de estas poblaciones.
Aunque buenos
navegantes, los indígenas dedican a la pesca poca atención y lo mismo puede
decirse de la ganadería.
Después de la
segunda guerra mundial empezó a promoverse la explotación de los recursos
mineros, considerables en algunas islas: fosfatos, níquel y oro, que unidos a
una industria incipiente (alimenticia, tabaco, cemento) favorecen las
perspectivas de desarrollo.
Fuente: Enciclopedia Lafer