AMÉRICA
1. INTRODUCCIÓN
El
continente americano posee una personalidad muy definida y original, fruto de
sus caracteres intrínsecos y de un largo aislamiento histórico, con respecto a
los otros continentes. Considerado como un todo, América tiene dos rasgos
claramente definitorios, dos características que le son propias: es un
continente nuevo y es un continente dual.
AMÉRICA, UN CONTINENTE NUEVO. América, el único continente que se extiende
del Ártico al Antártico, es, además, uno de los de más reciente incorporación a
una historia global y europocéntrica.
Descubierto para el Viejo Mundo en 1492, este Nuevo Mundo, gigantesco y
con una población escasa y muy desigualmente repartida, va a convertirse en la
meta de millones de emigrantes, el mito de la riqueza, de una nueva vida, la
tierra de promisión, durante varios siglos. El poblamiento y la explotación a
gran escala de sus inmensos recursos, la ocupación del territorio y el
desarrollo económico serán tareas de los hombres de los siglos XIX y XX, por lo
que podemos así también hablar de un continente nuevo y unos países jóvenes.
Si
atendemos a este carácter basta con examinar, a manera de ejemplo, el caso de
Estados Unidos, que ha pasado de cinco millones de habitantes en 1.800 a 250 millones en
1990.
América, o las Américas, si consideramos aisladamente cada uno de los
dos grandes bloques continentales que la forman, es un continente de muy tardía
ocupación humana, pues no parece que las distintas penetraciones de pueblos
asiáticos por el Noroeste, y las más dudosas llegadas de polinesios por el Sur,
puedan fecharse antes de 100.000 años.
Por
otra parte, y aunque en los dos grandes focos de México-Yucatán y del Perú se
llegaron a desarrollar civilizaciones de gran importancia y complejidad, con un
nivel artístico, arquitectónico e incluso científico de primera magnitud, desde
el punto de vista de los caracteres de la civilización actual americana, no hay
duda de que América es el resultado de una empresa colonizadora sin precedentes
en la historia, tanto por su volumen como por su duración y heterogeneidad de
pueblos y concepciones que la nutrieron.
Si
exceptuamos Oceanía, cuya aportación es mínima, en distintos momentos y con
carácter muy diferente a Europa, mater principal de la colonización, África,
con sus emigrantes forzados, esclavos, y Asia, con su aportación primigenia y
con la muy reciente del último siglo, han supuesto, junto al sustrato
demográfico autóctono, las fuentes que han dado lugar a un continente sumamente
heterogéneo: América.
El
carácter de nuevo con que se denomina a este continente hace referencia a los
continentes que, con un criterio exclusivo, conformaron la historia hasta el
siglo XIV. Bajo esta órbita el centro de la civilización, de la historia en un
sentido muy amplio, se radica en una estrecha franja que comprendería el
Mediterráneo oriental (Roma y Grecia), Noroeste de África (Egipto) y el
Creciente Fértil (Mesopotamia, Persia), donde incluso grandes civilizaciones
como las de la India
y China aparecen como marginales, todo ello bajo la óptica y el canon
europocéntrico, acuñado a partir de los griegos, que separan el mundo
civilizado del de las zonas circundantes con el término cada vez más peyorativo
de bárbaros.
Pero
no sólo con respecto a Europa y a los otros continentes resulta América un
continente nuevo. Lo es per se, pues su formación es reciente o incluso
inacabada.
En
apoyo de tal idea podemos citar, desde un punto de vista geológico, la gran
actividad telúrica que muestra, especialmente a través de los seísmos y los
volcanes. Toda la fachada del Pacífico aparece así orlada de un sinfín de
volcanes, especialmente significativos en lo que se refiere a América Central.
El gran vulcanólogo francés Haroun Tazieff denominó a esta zona como «el
boulevard de los volcanes».
Si
dando un enorme salto, cronológico y temático, pasásemos a utilizar otros
criterios como los del poblamiento, la ocupación del territorio, nuevamente
veríamos subrayada la idea de «nuevo».
Todavía quedan inmensas zonas en densidades bajísimas, auténticos
desiertos humanos, por culpa casi siempre de unas difíciles condiciones
naturales o histórico políticas.
Así,
el extremo Norte del continente, territorios cercanos al Ártico como Alaska,
Norte de Canadá, Groenlandia e islas adyacentes, como también el extremo
meridional de América del Sur, en este caso próximo a la Antártida , presenta unos
caracteres climáticos claramente limitativos o dificultadores de una presencia
humana fija y numerosa.
Del
mismo modo, las altas cumbres que suponen la gran cadena montañosa que recorre
el occidente de América, del Ártico al Antártico, es otra barrera climática,
cuyos límites han sido arañados por diversas culturas y pueblos, especialmente
en el área del Perú.
Por otra parte, los grandes bosques tanto
boreales como la taiga canadiense al Norte y la selva amazónica en América del
Sur no han sido un área favorable para la ocupación humana, por lo que sólo los
grupos indígenas o en las zonas mejor comunicadas aparece una notable presencia
humana.
También podemos apreciar el carácter de novedad en otros aspectos. Si a
algunos de los países americanos se les aplica el apelativo de nuevos por su
poblamiento reciente (Canadá, Estados Unidos, Brasil, Argentina...),
prácticamente a todos los del continente se les puede aplicar desde un punto de
vista político.
En
efecto, con una historia propia, más o menos importante en la etapa
precolombina, y tras el período colonial, estos países se han constituido en
Estados independientes en fecha bastante reciente. Estados Unidos, que han sido
los primeros en lograrlo, lo han hecho a finales del siglo XVIII y la mayor
parte de los países de colonización hispánica en el primer tercio del XIX, pero
otros como Canadá, Panamá o Cuba lo hacen a finales del XIX o principios del XX
y la mayor parte de las Antillas se han independizado en los últimos 30 años,
quedando todavía algunas muestras de esa presencia colonial.
Nuevos territorios, nuevas especies vegetales y animales, nuevos
cultivos, nuevas ciudades, nuevos pueblos; sin duda, América es un continente
nuevo.