Guía oficial Ciudad de Granada
Puertas abiertas
Al pasado. Al futuro.
A la fusión. A la mezcla.
Al Norte. Al Sur. A las estrellas.
A la historia. A la vanguardia.
A la noche. Al horizonte.
A la aventura. A la contemplación.
Al cuerpo. A la mente.
A la fiesta. A la cultura.
Abierta todo el año.
Abierta al mundo.
Es Granada
Bienvenidos
Desde Plaza Nueva parten cada pocos minutos autobuses que
suben la Cuesta de Gomérez para entrar en el recinto por la Puerta de las
Granadas. Desde aquí un sendero bordeado de olmos, castaños y plátanos lleva
hasta la entrada de la fortaleza, la Puerta de la Justicia (4).
Una vez en el recinto, la visita puede hacerse por orden o
sin orden alguno, a gusto del visitante.
Sólo hay que tener en cuenta la hora de entrada a los Palacios
Nazaríes, que se especifica en el ticket de acceso (una vez dentro, se puede
permanecer todo el tiempo que se desee).
Desde la Alhambra y el Generalife
La Alcazaba fue el núcleo de la ciudadela y su parte
militar, rodeada de torres y rematada por lo que hoy es el Jardín del Adarve y
antes fue un profundo foso para desaliento de posibles invasores.
Es imprescindible subir la angosta escalera de la Torre de
la Vela y disfrutar de la espectacular vista que, probablemente, ya distraía
las jornadas de su centinela hace más de un milenio.
El Palacio de Carlos V (1) es la construcción cristiana más
importante de la Alhambra: un bellísimo edificio renacentista, cuadrado por
fuera y circular por dentro. Si la fachada resulta espectacular, el patio
interior columnado habla de la formación italiana de su arquitecto, Pedro
Machuca, discípulo de Miguel Ángel. Este Palacio aloja el Museo de la Alhambra
y el Museo de Bellas Artes.
Los Palacios Nazaríes, por fin, son el centro de la visita:
tres grupos de edificios suntuosos donde vivían los reyes y su variado séquito
de familiares y cortesanos.
Mexuar, el más antiguo, era el Palacio de Justicia, que el
sultán impartía sentándose detrás de las celosías para escuchar sin que le
vieran. Al fondo está el Oratorio, con ventanas desde las que se divisa el
Albaicín.
Desde el Mexuar se pasa al Patio del Cuarto Dorado (2).
Presidido por una fuente de mármol blanco, a un lado se halla el Cuarto Dorado
y al otro la extraordinaria fachada de entrada al Palacio de Comares.
El recorrido continúa por un pasillo que da paso al Patio de
los Arrayanes (3). Impresiona por el reflejo de los edificios en el agua
(siglos más tarde, los constructores del Taj Mahal en la India utilizarían el
mismo recurso) y enamora por el perfume de arrayán y el frescor: aquí se
celebraban recepciones y fiestas, y seguramente más de una intriga palaciega se
fraguó alrededor de su alberca.
En el conjunto de Comares (del término cumarias, vidrieras) destaca
el Salón de los Embajadores (4), en el que es imposible entrar sin sentirse
abrumado por la magnífica decoración; ese efecto pretendió el constructor al
situar el trono del sultán a contraluz, de forma que sus visitantes quedaran
cegados por el sol. La cúpula representa, con sus miles de piezas de madera de cedro,
los siete cielos del paraíso islámico y en uno de los arcos se lee Di pocas
palabras y saldrás en paz: toda una invitación a la brevedad para las
audiencias que se celebraban aquí.
Saliendo de nuevo al Patio de los Arrayanes se llega al
tercer grupo de dependencias, las que rodean el Patio de los Leones (5-6); vale
la pena tomarse el tiempo de contemplar este entorno con calma, desde distintas
perspectivas, admirando el bosque de columnas que parecen abrirse al pasar.
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Desde hace años las visitas a la Alhambra están
restringidas, por lo que es necesario reservar con anticipación. Una opción es
realizar la visita de noche; aunque el recorrido se reduce a los edificios centrales,
la experiencia tiene un encanto muy especial.
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Fuente: Guía oficial Ciudad de Granada
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